El lobo es bueno.
El lobo está lastimado.
Le rompieron el corazón y abandonó su manada.
El ciervo .
El ciervo con mágicos poderes no es entendido por sus semejantes y desaparece sin dejar rastro.
El ciervo cambia de forma para sobrevivir pero por alguna razón había optado por ser un simple ciervo. No se defiende. No es depredador. El es una simple presa.
El lobo , solitario, encuentra un compañero cuya compañía es extrañamente placentera.
No es un lobo. Es un ciervo. Un ciervo con una cornamenta poco creíble y burda, ojos color verde y con una postura majestuosa.
Pocos entenderán la simbiosis entre estos dos animales pues es casi antinatural que estén juntos. El lobo debería hacer trizas el cuello del ciervo. El ciervo,a su vez, debería huir de los temibles dientes del lobo. Pero no lo hacen.
El ciervo no corre y el lobo no come.
Es tanto el amor y el respeto que se tienen que rompen los códigos de la naturaleza y caminan a la par como iguales.
El ciervo mira al lobo. Mira con deseo su cara. Hace siglos que es un ciervo ¿extrañaría dejar de ser uno?
El lobo miro perplejo al ciervo una vez más. El ciervo transformó mágicamente su cornamenta, su altura y aquellos ojos color verde para tener dientes afilados como navajas, una piel suave color gris y ojos celestes como su compañero.
Desde ese momento el lobo jamás camino solo. Agradeció a su compañero su hermosa transformación y caminaron juntos como iguales una vez más.
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